El “arte encontrado”, en francés “objet trouvé” y en inglés “ready made”, describe el arte creado a partir de objetos cotidianos. Pablo Picasso y Marcel Duchamp fueron precursores en esto, pero de lo que aquí te queremos hablar es de cómo algunos suertudos encontraron verdaderos chollos en mercadillos de diferentes partes del mundo.
Imagínate a un Indiana Jones, pero francés, y jubilado, de paseo por un mercadillo parisino. En esto, que descubre un grabado renacentista de Alberto Durero y… lo compra por unos pocos euros. Afortunadamente, acabó cediendo gratuitamente la obra a un Museo de Stuttgart, pero estaría bien ver la cara con que se quedó el dueño del puesto del mercadillo cuando leyese la noticia en los periódicos.
El belga Jan Starckx, enamorado de bucear en todo tipo de mercados, amplió esa costumbre a las webs de segunda mano. Y es en una de éstas en la que gastó una suma por encima de lo habitual en sus compras. La excepción tuvo un precio de 450 euros. Sintió “una corazonada” al ver el bello retrato de una mujer firmado por un tal Wim Kooning, entre un lote con otros muchos objetos. Tras comprarlo investigó y descubrió que, en realidad, era del pintor expresionista estadounidense (de origen holandés) Willem De Kooning. Le salió barato, teniendo en cuenta que dicha obra podría alcanzar en el mercado del arte un precio multiplicado por 200.
En 2014, un comprador norteamericano encontró en un mercadillo unas de las joyas que creó Carl Fabergé para los zares rusos, a finales del siglo XIX. Pagó 8.000 dólares al chatarrero, que tenía intención de fundir la joya, y que no lo dudó dos veces. Lo hizo sin saber que el valor de mercado de dicha pieza (bastante Kitsch, por cierto) superaba los treinta millones de dólares.
También en EEUU, esta vez en la capital, Washington, una mujer compró un cuadro de Pierre Auguste Renoir en un mercadillo por siete dólares. Al ir a cambiar el marco del cuadro vio la firma del afamado pintor francés. Lo llevó a tasar, e imaginamos su sofoco al enterarse de que la pieza estaba valorada en cerca de 100.000 dólares.
Pero la relación entre precio y calidad artística muchas veces no lleva correlación. Precisamente en Estados Unidos se constituyó en 2015 una asociación llamada “Renoir apesta como pintor” (Renoir Just Sucks At Painting) que pide que los cuadros de este pintor sean retirados de los museos americanos, al considerarlos muy sobrevalorados. Probablemente éstos no le habrían dado a la compradora más de esos siete dólares…
Autor: François Baudin by Tiwel