Arranca la temporada otoño-invierno 2020/2021 y en Tiwel seguimos apostando por el arte en una nueva cápsula diseñada por David Sánchez, un ilustrador que se ha convertido en todo un referente en España e internacional.

La colección está inspirada en sus cómics con prendas sport muy coloristas. El resultado de esta combinación de estilos da lugar a una colección que representa tanto la manera de ser y la imagen del artista como el espíritu joven y desenfadado de la marca del peón.

La colección plasma sus sensaciones siendo diseñada bajo el estilo streetwear, primando la comodidad de las prendas con diseños y detalles plenamente inspirados en Sánchez y su visión del mundo a veces inclasificable. Prendas que llevan su paleta de color habitual acompañadas de dibujos característicos del autor e ilustraciones llenas de fuerza.

Esta colección cápsula de David Sánchez (Madrid, 1977) pasa a formar parte de los artistas elegidos para diseñar nuevas prendas con un toque distintivo. Y es que es uno de esos virtuosos cuyo estilo puedes reconocer a kilómetros, un prolífico ilustrador que, siempre que siente el impulso, se entrega al cómic y demuestra por qué es uno de los mejores dibujantes de la novela gráfica española y un dibujante que ama los tebeos por encima de cualquier otro medio.

Tiwel lanza una colección cápsula diseñada por el artista David Sánchez, quien sigue revelándose como uno de nuestros autores de cómic más personales e imprescindibles.

Empezó a publicar historias gráficas en la revista El Manglar. Desde un primer momento, llamó la atención de mucha gente con su primera y ya lejana obra, “Tú me has matado”, con la que ganó el Premio al Autor Revelación del Salón del Cómic de Barcelona en 2010. Desde entonces, no ha dejado de crecer como autor. Sus historias escapan de lo racional y lo convencional y se sumergen en lo abstracto y lo trascendente.

Sus obras no tienen un “significado único”, no funcionan así, sino que inspiran diferentes detalles en cada persona. Lo interesante es que eres tú el que das significado a lo que ves, cada uno con su realidad subjetiva, historias, experiencias y sus propios viajes psicodélicos. La rotundidad de su trazo. La potencia de su sencillez. Lo turbio de sus historias. En algún lugar profundo de la imaginación de Sánchez habitan atmósferas que él comienza y acaban en cualquier otro lugar.

Si quieres leer un tebeo y pasar alegremente un buen rato, los cómics de David Sánchez son sin duda una pésima elección. Si por el contrario anhelas vivencias turbadoras y la experiencia psicodélica intensa, bienvenido. Sucesos sin explicación racional, personajes reservados y enigmáticos y visiones intencionadamente incompletas que el lector debe terminar de construir dentro de una gráfica de línea clara pulcra y atildada.

A partir de «Un millón de años (2017)» se fue despojando cada vez más del texto y diálogos buscando, sobre todo, explicar conceptos abstractos a través del dibujo y sus cómics, colaborando como ilustrador con diferentes medios como Cinemanía, Forbes, El Mundo, Tapas, El País de las Tentaciones, Rolling Stone, Don, Vice, etc

Un dibujante de historias sugerentes. Un ilustrador que no tiene piedad del espectador. Ese al que le gusta «esa sensación de que el lector mire por un agujero». «No trabajo con esquemas previos. Parto de una pequeña idea y voy tirando. La historia aparece como una serie de impulsos. No hago ningún guión. Solo utilizo una estructura mental»

«Un dibujante no puede decir: “ya tengo un estilo, me voy a quedar con esto el resto de mi vida”, porque eso te hace morir un poco»

Lejos de encorsetamientos, esta colección no te dejará indiferente. Nunca fue a la escuela, sino que aprendió a su manera descubriendo poco a poco los diferentes campos que existen. No hace un guión previo ni planifica demasiado, por lo que necesita que todo sea muy fluido…, ya no racionaliza, sino que tiene interiorizado todo lo que ha aprendido y lo vuelca de manera meticulosa. En sus historias el protagonismo cae siempre sobre individuos. Apenas hay paisajismo o cualquier otro elemento que asuma el peso del argumento.

Conoció el cómic japonés, que antes no le molaba, porque pensaba que era todo en plan Los caballeros del zodiaco, y ahora, aunque sigue leyendo de todo, las obras de sus autores favoritos son de manga (Junji Ito, Otomo, Minetarô Mochizuki) y cómo distribuyen las viñetas de un modo diferente, lo que le da la posibilidad de dirigir la lectura de una manera flipante.

Sus personajes no son referentes en historias que suceden en ninguna parte. Es su mundo, su universo. Esto que hace se lo quedaría para él mismo. ¡La verdadera razón por la que hace cómics son los propios cómics! Le interesan sus mecánicas, aprender a hacerlo cada vez mejor. Solo necesita un lápiz y un papel, y si se los quitan, se apaña con un palo y arena para ser feliz.

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