La Pororoca, es el nombre con el que se conoce a la ola «mágica» que se forma en el encuentro de agua dulce y agua salada del río Amazonas en su desembocadura con el océano Atlántico. En plena Amazonia brasileña, cada año miles de surfistas y turistas la visitan atraídos por ese fenómeno natural único en el mundo.
Por su historia, fue hace ya más de cinco siglos, cuando en el año 1500 el español Vicente Pinzón descubrió el efecto de la presencia de agua dulce en el mar. El navegante y toda su tripulación fueron sorprendidos por un aterrador estruendo que sacudió las embarcaciones que llegaban por primera vez a esa parte del territorio brasileño.
Pinzón llegó a Brasil casi a la par con el portugués Pedro Álvares Cabral, quien recibió el honor de ‘descubridor‘ del hoy gigante país suramericano y, a diferencia del español, lo hizo por la costa del nordeste y no por el norte en la desembocadura del río Amazonas. Los indígenas que habitaban la costa de la Amazonia brasileña, en la Bahía del Marajó, llamaban el fenómeno de la ola temible como ‘Poroc poroc‘ o ‘pororó-ká‘, que en la lengua tupí guaraní significa ‘estruendo‘.
El ruido de la ola Pororoca predice su fuerza y, el verla, confirma la predicción.
Su ruido ensordecedor puede oírse hasta media hora antes de que la ola llegue al lugar y se lleve consigo todo lo que encuentra en su camino. Una ola que se genera cuando la marea creciente del Atlántico se encuentra de frente con la corriente descendente del Amazonas. Así, el choque de ambas masas de agua genera una ondulación cuya energía logra invertir la dirección del cauce durante decenas de kilómetros hasta que, luego, todo se transforma en calma lentamente.
¿Qué es lo que tiene que suceder para que se produzca este fenómeno natural?
Las fases de Luna llena y la consecuente subida de la mareas más intensas o mareas de sicigia, aquellas que se producen cuando la Tierra, la Luna y el Sol se encuentran alineados, las corrientes marinas y la oposición del océano sobre el río. Todo ello genera la Pororoca y sus olas de hasta 4 metros de alto y de una fuerza arrasadora.
Los amantes del surf que se animan a remontar la Pororoca conocen su magnitud y todos los peligros que ello implica: su ferocidad, las ramas que lleva el agua y actúan como lanzas, las piedras y los yacarés siempre atentos a la carne fresca. Las olas sucesivas de color marrón, que se adentran decenas de kilómetros río arriba y alcanzan hasta cuatro metros de altura en algunos puntos estrechos y encerrados de las orillas y en la misma parte central del cauce.
Así, los surfistas más valientes se adentran en el río esperando el fenómeno que les regalará la experiencia más extrema sobre sus tablas. Es que con la Pororoca podrán romper su propio récord de mantenerse mucho tiempo sobre una misma ola, algo imposible de hacer en el mar.
Esta increíble ola se puede ver entre septiembre y abril, pero su mayor magnitud se alcanza a finales de marzo con el período de luna llena. Por ello, desde hace veinte años, el municipio São Domingos do Capim, localizado a 136 kilómetros de Belem, celebra el torneo conocido como ‘Surf en la Pororoca‘.
¿Una pesadilla o una bendición llamada Pororoca?
En palabras de Noelio Sobrinho, uno de los organizadores del evento y presidente de la Asociación Brasileña de Surf en la Pororoca (Abraspo), «surfear en la Pororoca es una gran satisfacción, es una ola mágica, es una ola completamente diferente de las que se forman en el mar«. Hay olas similares en otros países del mundo como Indonesia, Francia, Portugal o Perú, pero lo que provoca la «Pororoca» y la adrenalina que se siente es diferente.
Además del torneo de surf, se celebra el Festival de la Pororoca, el cual reúne actividades musicales, artísticas y gastronómicas de la región en los escenarios de la ribera o campeonatos de fútbol y voleibol de playa atrayendo cada año más de 20.000 turistas de todo el país y del extranjero. Desde 2011, el Gobierno de Pará declaró el torneo Surf en la Pororoca y el Festival de la Pororoca como Patrimonio Cultural de Naturaleza Inmaterial del Estado.
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